




Los autores pasaron del Clasicismo al Romanticismo, y de éste al Realismo; aparece incluso, a fin de siglo, un teatro naturalista, mientras algunos autores crean un teatro poético y otros hacen vislumbrar ya el Expresionismo.
Los decorados se hacen también precisos históricamente o realistas en el caso de comedias contemporáneas.
Aparece la luz de gas para la iluminación, que si bien hizo más peligrosa la asistencia al teatro debido a los numerosos incendios que provocaban, mejoró considerablemente la iluminación de la escena y permitió por primera vez dejar a oscuras la sala o auditorio, lo que centraba toda la atención en el escenario.

En esta época se crean nuevos teatros, que, sin embargo, disminuyen de tamaño, lo cual escénicamente es muy significativo, pues ese hecho diversifica la oferta de tendencias teatrales y crea una mayor cercanía del auditorio con el actor. Debido a esto y a otras causas, la interpretación también progresa y encuentra nuevas técnicas de actuación y entrenamiento del actor.


El siglo XIX es una época de cambio en Europa, pues se produce una revolución política, social y económica, además de la llamada “revolución industrial”, que hace variar la composición social de los pueblos.
Para el teatro es un siglo de progreso, en primer lugar en el arte de escribir teatro. Se buscaba un cambio y una mejora artística, y al mismo tiempo aparecen nuevos auditorios, un público formado por la burguesía y las capas populares, generalmente poco instruidas, que buscaban en el teatro una forma de entretenimiento, de evasión.
Los autores pasaron del Clasicismo al Romanticismo, y de éste al Realismo; aparece incluso, a fin de siglo, un teatro naturalista, mientras algunos autores crean un teatro poético y otros hacen vislumbrar ya el Expresionismo.
En esta época se crean nuevos teatros, que, sin embargo, disminuyen de tamaño, lo cual escénicamente es muy significativo, pues ese hecho diversifica la oferta de tendencias teatrales y crea una mayor cercanía del auditorio con el actor.


Debido a esto y a otras causas, la interpretación también progresa y encuentra nuevas técnicas de actuación y entrenamiento del actor.
Y es que la irrupción sobre todo del teatro naturalista a finales del siglo XIX supuso el primer paso para la renovación de la escena.
La obra de algunos dramaturgos escandinavos coincidió con los primeros grupos teatrales independientes y la aparición de los primeros directores escénicos, y todo ello comienza a revolucionar el género dramático.

“El Cantador”, obra de Frederic Sober i Hubert más conocido como Serafí Pitarra.

“Bodas de sangre” de Federico García Lorca. Obra que podemos clasificar dentro del realismo psicológico.

“Quenti Fantasmi” escrita y estrenado por Eduardo Filippo en 1845.

“El Cantador”, obra de Frederic Sober i Hubert más conocido como Serafí Pitarra.